El artista plástico, Marino Santa María, a partir de su creatividad urbana convirtió una calle en una muestra permanente de arte al aire libre

Santa María, apoyado por gran parte del vecindario, transformó con su

paleta y sus pinceles los trescientos metros de largo que se extienden a la imaginación de todos los que pasan por allí. La nueva estética modificó la calidad de vida de sus habitantes que viven entre tonos verdes, rojos, azules y amarillos, además de disfrutar de veredas nuevas, canteros de árboles, cordones sanos y mayor iluminación en la vía pública. La idea de lograr la participación entre la gente, la obra y la ciudad, que movilizó a Santa María, provocó cambios en la cuadra que traspasaron los límites del arte. Hace dos años, y por hartazgo, desarrolló en el mismo escenario un nuevo proyecto. La combinación de las pinceladas con mosaicos venecianos, cerámicos y azulejos, agregan brillo y color permanente a las cuarenta fachadas.

Al recorrer los adoquines de Lanín, se puede experimentar el caminar entre obras de arte, entrar por la puerta de alguna de ellas, participar del hecho artístico siendo protagonistas de lo que allí ocurre. Solamente el ruido del tren que corre paralelamente al paseo, puede distraer la mirada del peatón.


Este espacio fue declarado de interés cultural por la Legislatura, y turístico por la Secretaría de Turismo y Deporte de la Nación, pero no es fomentado para ser visitado por la falta de comercios.
Por Silvina Idiart
Fotos: Silvina Idiart
2 comentarios:
Heeermoso. La fachada de mi casa va a ser así ja!
me encanto!
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